Nota historia: 8
Nota chico: 9
Nota protagonista femenino: 8
«Me llamo Samantha, tengo veintinueve años y en mi vida he horneado un
pastel. Tampoco sé poner una lavadora y mucho menos coser un botón. Lo
que sí sé es modificar un contrato financiero y ahorrarle a mi cliente
treinta millones de libras.»
Emprendedora y eficiente abogada de
la City londinense, Samantha no sólo adora su trabajo sino que vive para
él. Adicta al estrés y la presión extrema, ha llegado hasta el punto de
enviar y recibir emails durante las sesiones de relajamiento con su
terapeuta. La adrenalina es su combustible y convertirse en socia de un
prestigioso bufete su objetivo declarado. ¡Qué menos! Y cuando está a
punto de conseguirlo surge la catástrofe en forma de un error, pero no
un simple error, sino un error garrafal que cae sobre su persona como un
meteorito. ¡Madre mía, trágame tierra! ¿Qué hacer? Pues huir, huir lo
antes y lo más lejos posible, y tan lejos que en su ofuscación acaba
ocupando el puesto de ama de llaves en una aristocrática mansión. Ni
ella misma se lo cree... ¿Cómo puede haberle ocurrido? ¿Ha sido su culpa
o tal vez alguien...? Tiempo habrá de analizar lo sucedido, puesto que
antes hay que salir del infierno doméstico en que se ha metido:
lavadoras, plancha, infinidad de cacharros y utensilios, y una amplia
cocina le reclaman demostrar sus presuntas habilidades. ¿Logrará
Samantha triunfar en su nuevo e inaudito oficio? ¿Llegará algún día a
ser la reina de la casa?.
Sophie Kinsella —autora de No te lo vas a creer y de la popular serie Loca por las compras—
vuelve a sorprendernos con una historia tan descabellada como
desternillante que crea adicción. Para reírse de principio a fin.
Yo lo leí hace tiempo, me reí muchísimo. Esta novela pertenece a un "nuevo" género, dentro de la novela romántica, llamado "chick-lit". "Chick" en el argot americano significa "chica" y "lit" significa literatura. Al parecer se definió como una segunda ola del feminismo.
Sea como fuere, este libro es diferente, divertido, romántico y alegre. ¡Sin duda recomendable!
Samantha es una adicta al trabajo y como buena adicta no hace, ni sabe hacer, otra cosa; por eso cuando mete la pata en el trabajo se pone histérica y huye hasta una mansión donde casualmente están buscando asistenta de hogar. ¿Qué se le ocurre hacer? Mentir para conseguir el trabajo por supuesto.
Así es como termina una prestigiosa abogada lavando la ropa de los ricachones más raros que pueda haber. Como toda buena novela romántica también está el chico atractivo y encantador, aquí en forma de jardinero, que... cambia la vida de la protagonista.